La existencia de diferentes zonas horarias en el mundo (los denominados husos horarios) es más reciente de lo que podríamos pensar. A finales del siglo XIX, prácticamente culminado el proceso explotador de la Tierra y en un ambiente científico universalista (en 1889, por ejemplo, se universaliza el sistema métrico decimal), surgió la necesidad de establecer un sistema horario universal que diera coherencia a los diferentes sistemas locales.
Un sistema horario universal
La idea de un sistema horario universal fue del ingeniero de ferrocarriles Sandford Fleming, quien promovió la adopción de su propuesta en diversos encuentros internacionales. En 1884, los representantes de 27 países se reunieron en Washington, en la Conferencia del Meridiano, y adoptaron un sistema horario basado en la división de la Tierra en 24 usos horarios.
Los diferentes Estados del mundo han establecido horarios oficiales de acuerdo con los husos horarios. Sin embargo, existen numerosas excepciones, pues la mayoría de los grandes países (como Rusia, Canadá, Estados Unidos..) tienen menos franjas de las que les correspondería.
El cambio de día.
Si nos desplazamos alrededor del mundo podemos llegar a ganar o perder un día. Sobre el Océano Pacífico, coincidiendo aproximadamente con el meridiano 180º, existe la Línea Internacional de Cambio de Fecha. Traspasar esta línea hacia el Oeste conlleva la pérdida de un día; en cambio, traspasarla hacia el Este supone avanzar un día. Esto último aparece en la famosa novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días.
Horarios de verano y de invierno.
El trazado de la Línea fue objeto de polémica en los meses previos al inicio del segundo milenio, pues varios países de la zona, como Kiribati, Tonga y Fiyi se plantearon incluso el adelanto de un huso horario para, de esta manera, poder considerarse el primer país que entrara en el segundo milenio.
Horarios de verano y de invierno.
La flexibilidad del sistema horario universal permite adaptaciones geográficas (China, por ejemplo, tiene un único huso horario para todo su territorio) y estacionales.
El cambio horario estacional es una medida que toman unos 70 países del mundo para reducir el consumo de energía. Con el adelanto y atraso de una hora oficial al horario solar, lo que permite aprovechar más las horas de luz solar.
El cambio de hora se empleó por primera vez después de la Primera Guerra Mundial, para ahorrar combustible. A raíz de la crisis del petróleo (1973), la mayoría de los países industrializados adoptaron de forma definitiva esta medida. En España, por ejemplo, se realiza el cambio de horario desde 1974.
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